“La sociedad de los escudos”[1]
Este texto es un homenaje al primer aniversario de la creación de la
Sociedad de los escudos. Una especie de Escuadrón creado por el escritor Japonés
Yukio Mishima, donde llama a volcarse a los valores guerreros del japón. Criticando
el nuevo “yo Comercial” y pacífico
que adoptó la sociedad japonesa. En este texto,
cuenta como creó ese escuadrón de unos 100 hombres aproximadamente. Cómo hacía
para instruirlos y entrenarlos.
1-Yukio, vida y final.
Yukio Mishima es un prolífico escritor Japones, con más de 40 obras
escritas entre novelas, obras de teatro y ensayos. En un momento de su vida, empezó a ir descartando la escritura, y
se volcó al entrenamiento del cuerpo. Con rutinas de pesas, entrenamientos de artes marciales y militares; y fue desarrollando su cuerpo y pregonando una filosofía de la acción. En
sus últimos años, Yukio quería volver al espíritu del Japón. A lo que el entendía como el verdadero. En sus libros de
ensayos, se pregunta por la fascinación del occidente por las katanas y los Samuráis.
Fue así, como de un momento a otro, formó un pequeño ejército, y tomo un cuartel militar. Atando al general del cuartel, y subiendo a la azotea
y aleccionando a la patria que debían dejar de ser tan sumisos. Su muerte,
siguiendo el ritual Samurái de Sapukku o
Harakiri, se dió muerte. Luego de que no hubo mucho apoyo a la causa.
2- Escuadrón
La idea de la creación del Escudaron, al que denominó: “la Sociedad de los
escudos”, era crear una especie de ejercito, “el más pequeño del mundo”. Que solo estaba integrado por estudiantes
universitarios, por dos razones que le parecían obvias: la juventud y el tiempo
que tienen. Rutina de entrenamientos, y preparándose para “la batalla”, no en cualquier
disputita. Como una reserva de sociedad civil, que esté preparado para lo que denominó “Él encuentro
decisivo”.
Yukio, en este texto cuenta a que aprendió rutinas del ejército Japonés,
que luego de convencer a generales que le muestren en el entrenamiento; Teniendo
él, 42 años, lleno de cadetes de veinte, se interiorizaba en sus costumbres. Ahí
comienza la reflexión, sobre el funcionamiento de un movimiento, cualquiera
sea, pero no sostenido con dinero.
3- Un intelectual de la acción.
Recrimina a los intelectuales, que no deben ser tan conformistas, y les
pide una vida más aventurada. Que dejen, “la actividad verbal”- Acá es cuando
trabaja las ideas más fuertes del texto. La pérdida del sentido de las
palabras. De su peso y sentidos. Y pide un regreso a los valores de los
guerreros y los samuráis. Donde los actos hablen por si solo; como lo explica
en esta frase: “Como consideraban los samuráis,
justificarse así mismo es un acto de bajeza” . Pelea contra lo que considera
el pensar de la media, de entonces, donde se considera que arriesgar la vida
por defender un ideal, es cosa del pasado, ya que los japoneses, dice, están preocupado
por la prosperidad. El insiste en esta idea. De cómo Pasaron de ser Samuráis, a
ser comerciantes.
4 – la idea es cuerpo.
“Yo soy de los que creen que un pensamiento debe defenderse con el
cuerpo y con las artes marciales” las ideas como cosa del cuerpo. Esto parece
una idea de Nietzsche, pero con arte marcial. Denuncia la generación que tiene
todo sin esfuerzo, que evita todo esfuerzo físico y gambetean toda disciplina. Evitando
todo lo que proponía la severa vida militar.
Yukio, termina este
pequeño panfleto, en que sólo quería encender la llama del espíritu guerrero.
Algunas ideas que
quedan:
Es el primer texto
de Yukio que leemos y comentamos. Es breve. Pero más o menos esta en esta sintonía.
Una especie de Nietzsche oriental. Que buscar pelea. Que pone el dedo en la
llaga. Es un texto acusador. Que busca volver a las fuentes, para conocer la esencia de su pueblo. Y
no esa especie pacifica, que nada dice. Que adhiere a todos los tratados de
paz, y se queda sin actuar. Como los que callan y no opinan nada, y sólo buscan
sus réditos.
En Mishima sobresale
el pedido de una sociedad entrenada. Que esté lista para actuar. Pero como cosa
estética también. Como subir estándares de belleza, que dan los cuerpo
entrenadas.
Más que nada Yukio Mishima quiere ser un Samurái. Y que su patria lo siga en ese camino.
Más que nada Yukio Mishima quiere ser un Samurái. Y que su patria lo siga en ese camino.
[1] Integrado en el libro “Lecciones Espirituales para Jóvenes Samuráis”,de Yukio Moshima
editorial sudamericana.